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La heroína de esta historia encontró una alternativa a un producto conocido y mejoró su salud.
Basándome en mi experiencia en ciencias de la nutrición, empecé a utilizar aceite de ghee debido a mi intolerancia a la proteína láctea caseína.
La mantequilla ghee es una mantequilla pura que se obtiene calentando nata y eliminando de ella la humedad y las proteínas de la leche. No contiene lactosa ni caseína, por lo que para mí es una buena alternativa a la mantequilla normal.
Otra razón por la que me pasé a la mantequilla ghee es por sus altos niveles de antioxidantes. Muchos estudios demuestran que es rica en ácidos grasos y vitaminas A, D, E y K.
Mientras tanto, los científicos afirman que calentar el aceite vegetal a altas temperaturas puede provocar la formación de compuestos nocivos que elevan los niveles de colesterol en sangre. Esto aumenta el riesgo de diversas enfermedades y provoca procesos inflamatorios en el organismo.
Además, el aceite de ghee es más resistente a las altas temperaturas y conserva sus propiedades durante más tiempo. Antes de cocinar, caliento el aceite a fuego medio. Se extiende rápidamente por la superficie de la sartén y la fritura es uniforme. Y los platos quedan más sabrosos y gustosos gracias a su alto contenido en grasas saturadas.
Tras pasarme al aceite de ghee, noté una mejora en mis intestinos y mi piel. Me libré del acné y de las reacciones alérgicas.
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